jueves, 21 de enero de 2010

Bicentenario de la independencia




















En el Bicentenario de la Independencia de México los mexiquenses celebramos trabajando y reflexionando colectivamente। Mexicanos por patria y provincia, reconocemos en nuestra entidad un crisol de culturas; reunión de historias que se funden en una sola.
lecciones que a doscientos años cobran vigencia e identificar derroteros es tarea conjunta। Nuevas condiciones sociales se actualizan en el territorio estatal y plantean la imperiosa necesidad de construir un nuevo tiempo mexiquense.
El Programa Mexiquense para la Conmemoración pergeñado por quienes integran el Consejo Consultivo del Bicentenario, implica el esfuerzo comprometido y creciente del Gobierno del Estado de México y de la sociedad en su conjunto; la participación armoniosa de todos nos llevará sin duda a buen puerto en nuestra celebración।
aqui tienen un resumen que me encontré por Internet:

La Independencia de México marcó una etapa muy importante ya que se dejó de depender de España y se convirtió en un país libre y soberano, pero no fue sencillo obtenerla ya que el proceso duró 11 años de extensa lucha del pueblo de México por obtener su libertad, esta lucha está dividida en 4 etapas:

1.- Primera Etapa – Antecedentes y "Grito de Independencia"

Esta etapa comienza a principios de la década entre 1800 y 1810, cuando los colonos de la Nueva España, incluyendo a los ricos, criollos, indígenas y latifundistas, ya no deseaban compartir la riqueza del nuevo pueblo con los españoles a quienes también se llamaba "gachupines", además que dentro de la Nueva España había mucha desigualdad social, éste era el pretexto principal para pensar en la Independencia.

En 1808, Napoleón ocupa España, por lo tanto los españoles estaban muy ocupados defendiendo su país. El pueblo de México al enterarse de la invasión francesa en España, aprovecha para promover el movimiento de la Independencia, por medio de carteles en todo el país.

Al principio se organizó un movimiento a favor de la independencia en Valladolid, pero rápido fue sofocado, sin embargo pronto surgieron otros al frente de Ignacio Allende, el corregidor Domínguez y su esposa Josefa, Abasolo, Aldama y Don Joaquín Arias. El más importante fue el de Querétaro organizado por el corregidor Domínguez, a esta se le unieron intelectuales, oficiales y parte del bajo clero; este grupo estaba formado por el presbítero Sánchez y los licenciados Parra, Altamirano y Laso, así como el capitán Arias. Las reuniones aparentaban ser culturales en la casa de Parra.

el pueblo mexicano era un fiel seguidor de la iglesia, pensaron en invitar a un sacerdote a fin de convencer a todo el pueblo, por eso Allende propuso a Miguel Hidalgo y Costilla quien era cura de Dolores; Hidalgo aceptó la invitación., y fue Allende quien se encargó de mantener el contacto con Hidalgo.

Se tenía planeado comenzar el movimiento de independencia el 2 de Octubre en San Juan de los Lagos (Jalisco), pero por denuncias hechas ante las autoridades por Mariano Galván, fue necesario adelantarla en septiembre.

La corregidora le avisó a Ignacio Pérez y a Aldama que la conspiración había sido descubierta; estos marcharon a avisarle a Allende, y en Dolores fue Don Miguel Hidalgo quien decidió iniciar la lucha inmediatamente. Primero pusieron en libertad a los presos, aprehendieron a los españoles que se encontraban en la población. Luego a las 5 de la mañana del 16 de septiembre de 1810, se llamó a misa, el pueblo acudido al llamado y con el grito ¡Mexicanos, viva México!, ¡"Viva la Virgen de Guadalupe"!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!; Hidalgo incitó al pueblo a levantarse contra los españoles। A este suceso se le conoce como "Grito de Dolores".

Hidalgo acusó a los españoles de pretender entregar el reino a los franceses y hacer peligrar la religión, y en seguida informó a los habitantes que quedaban exentos de pagar impuestos e iba a realizarse la independencia. El pueblo muy molesto se armó como pudo (machetes, cuchillos, palos, lanzas, etc.) y se unió al movimiento.

Llegando a San Miguel se les unió el ejército de Dragones de la Reyna, y partieron hacia Celaya, donde Hidalgo fue nombrado General del ejército, Allende fue nombrado teniente y Aldama Mariscal, esto con el fin de organizar un poco a la gente. Y de ahí salieron hacia Guanajuato y en medio de una fuerte lucha entraron a la Alhóndiga de Granaditas (donde estaban los españoles), tomando así la ciudad.

Luego se dirigieron hacia Valladolid, ciudad que fue tomada sin ninguna lucha, ya que el ejército que iba a apoyar a los españoles fue sorprendido por el ejército insurgente, en Valladolid Hidalgo dio las primeras reformas sociales, aboliendo la esclavitud y suprimiendo el pago de tributo de las castas y las cargas, lo que hizo que más gente se le uniera.

Cuando se dirigían a la capital derrotan a las fuerzas españolas al mando de Torcuato Trujillo en el Monte de las Cruces. Allende decide ir a Guanajuato e Hidalgo marcha hacia Valladolid, y luego hacia Guadalajara, donde organizó el primer gobierno el cual tuvo dos ministros: Ignacio López Rayón, a cargo del Estado, y José Ma. Chico, en Gracia y Justicia, quedando Hidalgo como magistrado supremo de la nación. También se hizo la primera reforma agraria en la cual se manifestó que los indígenas eran propietarios de la tierra, se suprimieron los tributos y se confirmó la libertad de los esclavos.

En Guadalajara se les une Allende y Abasolo, sin embargo fueron derrotados 16 de septiembre de 1811. Luego de esta derrota el ejército insurgente se dispersó. Hidalgo y los demás jefes salieron rumbo a Aguascalientes, y durante el trayecto Hidalgo fue despojado de su cargo de primer magistrado, el cual fue otorgado a Allende। Después decidieron dirigirse a Estados Unidos con la finalidad de pedir ayuda económica.

Elizondo que era el jefe del movimiento libertador en Coahuila, los traicionó y fueron arrestados en Acatita de Baján (Las Norias). Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron juzgados y condenados a morir fusilados, luego de ser fusilados los decapitaron y sus cabezas las pusieron dentro de jaulas y las colgaron en las 4 esquinas de la Alhóndiga de Granaditas। La muerte de estos caudillos marcó el final de la primera etapa de la lucha por la independencia...

¿Muy nteresante no?

La independiencia de México fue un movimiento político social que llevaba implícito el afán de derribar o las barreras y las diferencias sociales.


""Los hombres que gobiernan al México actual, sus metas y valores, su aparato político la política de que son responsables, se comprenden mejor en términos de la herencia política del mestizo del siglo XIX। (Que utilizó a la polític como medio de movilidad socioeconómica, para obtener poder personal. A pesar de sus alteraciones de forma externa, la esencia de la política del mestizo del siglo XX muestra pocos cambios" (Hansen Rodger. "La política del Desarrollo Mexicano".Siglo XXI Editores. México 1990). Esta cita define perfectamente la situación de partida del Estado mexicano.

Para comprender plenamente el funcionamiento del sistema político mexicano, es necesario analizar las estructuras que le dieron su configuración final. El movimiento de Independencia del país obedeció, sobre todo, a factores económicos y políticos que impidieron el desarrollo total de la Nueva España.

Régimen de explotación colonial

La economía de la Colonia, era en algunos aspectos, mayor a la de la Metrópoli, como en el caso de la minería de metales preciosos y la agricultura, desarrollada en la zona central. Sin embargo, se le impusieron algunas restricciones a la producción del olivo y la vid, y se prohibió completamente la producción de seda y aguardiente, además de la extracción del mercurio y del hierro con el propósito de no perjudicar a la producción española. Otro factor para separarse de la metrópoli fueron las limitaciones que tenía el comercio, pues esta actividad se debía realizar a través de la Casa de Contratación de Sevilla, ya que no se podía comerciar directamente con otras colonias nacionales.

En este contexto, la Independencia de México fue un movimiento político social que además de liberar al país del dominio español, también llevaba implícito el afán de lograr una mayor igualdad que derribara, o por lo menos, disminuyera las barreras y diferencias sociales, de forma que el movimiento toma dos vertientes:

La nueva nacionalidad heredera legítima de la tradición hispánica que proponía la continuidad de las instituciones que imperaban en la Colonia y que sostenía que había que mantener los vínculos entre Estado y la Iglesia.

de tendencia liberal emanada de la Constitución española, promulgada por las Cortes de Cádiz en 1812; luchaba en contra del absolutismo, la represión, la centralización de poder político y proponía la abolición del sistema de privilegios del clero y del ejército.











martes, 19 de enero de 2010

centenario de la revolucion
























































Emiliano Zapata nació el 8 de agosto de 1879. Fue asesinado a traición a la breve edad de 39 años en 1919, nueve años después de que había encabezado la rebelión en Morelos en contra de Porfirio Díaz. Seguramente es un error creer que los astros o los números puedan regir la vida y la muerte de un ser humano, pero la marca del 9” en la de Zapata es innegable.

La épica de Zapata, a 130 años de su nacimiento, merecería reflexiones más profundas y más críticas que las que nos han entregado sus principales historiadores. En principio, a los zapatistas de 1911 la celebridad les escatimó sus favores. Es probable que las batallas que libraron en Chinameca y Jojutla hayan sido tan decisivas como la que encabezaron Villa y Pascual Orozco en Ciudad Juárez para derrotar a Díaz, pero es claro que el precario compromiso entre Madero y Zapata inicia la historia trágica de la Revolución.

A Madero
, hacendado del Norte, criollo, liberal, la idea de expropiar tierras y entregárselas a las comunidades le parecía un reclamo menesteroso, inútil y anacrónico (contradecía el espíritu de la Constitución de 1857). Si había llegado al poder era para preservar la hegemonía de los hacendados ahora en un régimen democrático. Para Zapata, en cambio, la “restitución inmediata de las tierras” significaba la única exigencia que podía justificar y legitimar la rebelión contra Díaz. Madero le exigió a Zapata que depusiera las armas; Zapata le respondió: “Primero la tierra, después las armas”. Si se observa la brutal estrategia militar que empleó Madero para acabar con los rebeldes zapatistas, es difícil entender cómo es que su aura esté marcada desde esos años por el idealismo y la inocencia.

Una comparación somera entre Madero y Zapata habla de dos figuras diferentes no sólo por las culturas a las que pertenecen (el criollismo y las comunidades indígenas), o las regiones en las que se formaron (Norte y Sur), o las clases sociales que expresaron (los hacendados y la clase media baja del campesinado), sino más bien parecen provenir de planetas distintos. La de Zapata suponía algo más sencillo: entregar la soberanía de la vida entera (la tierra, el agua, las leyes, el lenguaje, las instituciones, la cultura, etcétera) a los “pueblos”, a los pequeños pueblos que Juan Rulfo describe en El llano en llamas y que albergaban a 70% de la población de aquel entonces. Dos utopías que fracasaron rotundamente, y que expresan acaso las propuestas más originales que fraguó la Revolución Mexicana.

Pa
ra Zapata, la tierra es sagrada, o sea perderla significaba perder el sentido de la vida. En rigor, nadie pudo con Zapata. Derrotó a De la Barra y a Madero, derrotó a Victoriano Huerta y sus terribles ejércitos, también a los intentos constitucionalistas de acabarlo.

El único que pudo con Zapata fue él mismo. Una vez distribuida la tierra, los campesinos morelenses lo dejaron solo en su lucha contra el carrancismo. Una lucha que prosiguió por visionario: creyó que el Artículo 27 constitucional no aseguraba el bienestar a los campesinos.

desde hace más de una década, la Revolución Mexicana ha ido desapareciendo del discurso político, y por consiguiente, de la memoria histórica. Y es que no se trata meramente de lo que quienes pretenden olvidar esta parte de la historia mexicana llaman "una superación al romántico encanto revolucionario", sino de un vacío, engreído y jactancioso ánimo de repulsión -de esas mismas personas- a los modernos ideales de equidad y justicia social que enarboló la gloriosa y bravía turba revolucionaria.

mexicanos de hoy se sienten ajenos a los principios revolucionarios de principios del siglo XX. Las nuevas generaciones degradan, o simplemente desconocen los logros de las generaciones anteriores: sin duda una actitud histórica natural y que nada sorprende. Lo que resulta doloroso, es que de eso se aprovechan los delesnables reaccionarios que como caricaturas conservadoras decimonónicas, se empeñan hoy en forjar un prototipo de identidad colectiva (e individual) totalmente tergiversado y sin objetividad histórica; basado en rebajar a los héroes y caudillos revolucionarios a "locos criminales" o a "ambiciosos bandoleros" y en llamar a "juzgar concienzudamente" la indefendible dictadura porfirista.

frivolidad del estátus de estas personas les hace olvidar que es gracias al movimiento revolucionario y a la transposición jurídica de sus principios, que hoy gozan de ese cómodo bienestar que les hace hablar con tal ligereza. De ahí la necesidad de concebir siempre a la Revolución como un proceso histórico inconcluso donde la regeneración y mejora se da en cada corazón de cada mexicano en el día a día, desde que amanece hasta que anochece. Y es que siempre la conquista de la felicidad implica una Revolución interior: una Revolución de nuestra consciencia que nos hace apreciar nuevos horizontes y nos invita a hacer realidad nuestros sueños. Una Revolución no sujeta a condicionamientos: UNA REVOLUCIÓN DE LIBERTAD. Todo esto festejamos también hoy los priistas. Sin embargo, resulta sorprendente y aberrante que los actos conmemorativos de esta fiesta sean hoy en día minimizados. Y es que este gobierno federal que se ufana en ser humanista, debe de dejar de desestimar la historia, so pena de ser víctima de tal olvido.

El dinamismo y la explosión de ideales y ambiciones que desde los hermanos Flores Magón hasta el General Lázaro Cárdenas marcaron la aventura diaria del transcurso -muchas veces contradictorio- de la Revolución, no deben ser subestimados, y muchos menos olvidados. Los logros -siempre inacabados y perfectibles- de la Revolución y sobre los que hoy vive México (derechos de los trabajadores, derecho a la educación y a la propiedad) no son obra de la generación espontánea, sino producto de un proceso dialéctico que protagonizaron orgullosamente y sellaron con sangre las indómitas ordas de Zapata, de Ángeles, de Orozco, de Villa. Un proceso que -gracias a Carranza, Calles y Cárdenas- nos legó las leyes y las instituciones sobre las que hoy México inevitablemente se erige y se desenvuelve. ¡Un proceso del que nuestro Partido es el legítimo artífice y también un optimista heredero!

Bajo los cimientos de nuestro Partido y de las instituciones que éste ha forjado, quedan pues el millón de osadas almas que dejaron su vida en ese impetuoso ciclón humano! ¡Ahí queda pues en homenaje el osario de ese millón de hombres y mujeres que configuraron ese intrépido, animoso y mortal torbellino! ¡Y aquí están hoy con nosotros esas ráfagas de justicia y esos perfumes de libertad que ellos nos han transmitido y que jamás podrán ser olvidados! ¡Y es hoy, hoy mismo, que estamos aquí los priistas -los hombres leales, honestos y agradecidos- para honrar su memoria y para perpetuar ese supremo ideal revolucionario! ¡Un ideal que gracias a nosotros permanece tan vivo y tan sincero como en 1910!

¡QUE VIVA ESTA GRAN FIESTA! ¡QUE VIVA LA REVOLUCIÓN MEXICANA!